miércoles, 9 de noviembre de 2011

Bajo tierra



¿Cómo puede costar tanto? No lo sé. Pero es un sentimiento horrible. No poder soltar todo lo que llevas dentro, toda la carga que tienes encima y te hace quedarte abajo, sin impulso, casi sin aire. Observar bajo tierra como allá arriba él disfruta, ríe, es feliz y no junto a mí. Amarga tristeza, pero sé que algún día me armaré de valor. Lo sé, lo juro y lo haré por él. Le contaré todo, le expresaré mis sentimientos, le haré feliz, como nadie le ha hecho nunca, porque es lo que mejor sé hacer. Porque nadie le amará como yo lo hago, nadie. ¿Pero cuándo ocurrirá eso? ¿Y si algún día las oportunidades finalizan para mí? Ojalá diese él el primer paso, y es que aquí le espero. Observando desde mi ventana los días, las horas, los minutos pasar, esperándole, para no ser yo la que tenga que confesar cuánto le quiero. Ven a mí por favor, sé tú el que me eliges. Sé tú mi oportunidad, la única que tengo, para al fin, ser feliz.

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